El último
verano futbolístico dejó una noticia poco comentada per muy trascendente: la
salida del Atlético de Madrid de su capitán de los últimos años, Gabriel
Fernández, conocido popularmente como Gaby. Sus 34 años , el hecho que esta
temporada se había fichado al incipiente Rodri para la posición de medio-centro
y una jugosa oferta económica de Qatar fueron factores esenciales para su
decisión.
Tal vez
no haya mejor ejemplo que Gaby para entender la transformación de la entidad
rojiblanca en los últimos seis años. De alguna forma Gaby ha resultado un
emblema del cholismo, no sólo en cuanto a traslación del ideario del técnico
argentino al campo, ya que el medio centro ha sido el mejor alter ego del
entrenador, sino también a símbolo del espíritu de un equipo que en apenas un
par de temporadas abandonó el pesimismo latente desde casi la década de los
años 80 por el resurgir de la competitividad extrema que le acompañó en las
mejores épocas del club (años 60-70) que parecían olvidadas para las nuevas
generaciones.
Gaby
concentraba mejor que ningún otro las características esenciales de ese
combinado que tocó el cielo con la Liga de 2014, en realidad casi era una
concentración de todas las características del equipo. Sus condiciones técnicas
eran notablemente inferiores a la de jugadores de su misma posición de los
equipos punteros (Xavi Alonso, Busquets, Modric, Xavi….), nunca alcanzó la
internacionalidad precisamente por la dura competencia en esa posición, tampoco
gozó del reconocimiento generalizado de la prensa pero del mismo modo que el Atlético moderno no se resignó al papel secundario que casi todos le tenían asignados; en realidad perteneció a ese grupo
de futbolistas con capacidad para explotar al máximo una virtudes más modestas
aunque con consecuencias prácticas esenciales para su equipo: sentido táctico,
liderazgo, capacidad de tomar decisiones adecuadas en los momentos claves
(desde una falta táctica hasta ordenar la presión sobre el contrario) y espíritu de
lucha e inconformismo. Sólo desde esos patrones los rojiblancos fueron capaces
de ganar un a Copa al Real Madrid en el Bernabéu y una Liga en el mismísimo
Camp Nou y de llegar a dos finales de Liga de Campeones superando cualquier
barrera que la lógica parecía imponer, luchando y superando con frecuencia a
equipos con un talento futbolístico muy superior sobre el papel.
Su
despedida real fue por todo lo alto: partidazo y gol en la final de la Europa
League, competición que él mismo en una arranque de sinceridad y frustración
había descalificado meses antes tras una sorprendente eliminación en Champions,
pero con cuyo triunfo en la misma el Atlético volvió a confirmar su nuevo estatus de equipo
solvente y ganador, ese carácter que entre otros, el capitán había ayudado a
crear y transmitir a los que se incorporaban a la entidad. Formado en las
categorías inferiores del club al que dio el salto en los años de plomo y
penurias que siguieron al ascenso, no fue ajeno en sus comienzos a la capacidad devastadora de la entidad de ese periodo tuvo que emigrar a Zaragoza para buscar su
consolidación profesional (de hecho sobre él planea a fecha de hoy un oscuro
asunto de compra de partidos durante esas temporadas).Reclamando por Gregorio
Manzano en su efímera y poca afortunada vuelta al Calderón en verano de 2011,
su regreso sorprendió a los aficionados que ni en sueños pensaban el ciclo que
estaba a punto de iniciarse y en el que fue una de los estandartes indiscutibles.
Su sustitución
por Rodri también tiene mucho de metafórica sobre el nuevo estado del club. El
talento y la calidad técnica del nuevo jugador Atlético representan una era
marcada por un flamante nuevo estadio, la condición de equipo instalado en la
élite del fútbol europeo y con capacidad para fichar y retener figuras. Qué
distinto panorama del vivido por Gaby en su debut en 2004 y su regreso en 2011,
habiendo contribuido como pocos y con sus armas a transformar un club que
dejó del lado décadas de oscuridad para vivir un presente más que esperanzador.
Pocos homenajes habrá mas merecidos que el del próximo día 22 en el Wanda, en donde podrá despedirse de la forma adecuada.
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